|
R
iver puede tener un tiro libre al borde del área en contra sobre la hora y sin arquero, pero ni así se puede permitir renunciar a ganar.
Por eso disfrutamos el domingo una victoria épica contra Racing. Por la forma, por ese final eléctrico, inolvidable, porque sin arquero y rezando, haciendo los cuernitos, tenemos ese optimismo hijo de la obligación: cuando te ponés la banda roja tenés que jugar a ganar y no hay imposibles.
Hasta anoche amé a Ramón. Hoy le pido el divorcio. Me traicionó. Traicionó el espíritu de River, cuando en el entretiempo hizo cambios de técnico de equipo chico, conformándose con perder contra el Gremio por la menor cantidad de goles posible, les dio un pase de gol para que nos humillaran, se dio por vencido cuando faltaban 45 minutos, faltándoles el respeto a los hinchas que dieron el presente en Brasil apostando a la patriada. Terminamos haciendo un papelón, renunciando a los sueños de otra hazaña.
Yo me la veía venir. A Ramón le seduce mucho la chance de coronarse en el Clausura como el más ganador en la historia de River. Pensó en él, no pensó en los hinchas. Ramón, River no renuncia a nada. Renunciaste anoche vos y no sé cómo vas a seguir a partir de hoy. La grandeza de River no se banca decisiones tan miserables.
|
|
|